El local es acogedor y agradable, su decoración sencilla, limpia y minimalista. No es excesivamente grande por lo que resulta bastante tranquilo. Puedes disfrutar de una comida o cena relajada con amigos, en pareja o en incluso en familia conversando sin necesidad de alzar la voz.
Su ubicación frente al mar es privilegiada, las vistas desde el salón son espectaculares y más aún desde la terraza.
En su carta, muy variada y con opciones para todos los gustos puedes encontrar mar y montaña y la calidad de los platos es exquisita. Su cocina se caracteriza también por la sencillez y elegancia en la presentación de los platos, pero siempre con mucho sabor. Alimentos muy bien cocinados mezclando tradición e innovación, tanto en ingredientes como en técnicas.
Cuentan con menú diario de lunes a viernes y también suelen cocinar menús para ocasiones especiales como: San Valentín, Semana Santa, San Juan, Navidades, etc.
Uno de los rincones gastronómicos mejor valorados de la zona.
“El silencio es el sonido de una buena comida” – Jamie Oliver
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